jueves, 30 de agosto de 2012

El Centro de Indumentaria


 “Estaba todo riquísimo, sos todo un chef. Me voy a cambiar y te paso a buscar en una hora, nos vemos galán”. Las palabras de Cale quedaron resonando por la casa o en su cabeza, Jorge no estaba muy seguro. Lo único que podía asegurar es que Cale lo tenia cada vez mas loco. Empezaba a sentirse como un adolescente enamorado, y aunque siempre había sido un tipo mas bien racional, no veía porque no dar rienda suelta a sus fantasías. Ya lo tenia decidido, en cuanto le volviera a parecer que Cale se le insinuaba nuevamente, la encaraba como zorrino al tren y san se acabó.

Cale y Ramiro se habían quedado con él hasta tarde, charlando sobre distintas cosas, particularmente de comida, y tomando unos whiskys, que dicho sea de paso a Jorge le resultaron realmente ricos. La chica y el muchacho le explicaron varias cosas acerca de la vida cotidiana, hablaron de armar la huerta y Ramiro se mostró muy entusiasmado en ayudar a Jorge con esta. Al parecer a Ramiro no le gustaban mucho las cuestiones hortícolas, pero si lo relacionado a automatización. Le prometió a Jorge que el le armaría un sistema de riego.
La verdad es que Jorge no sabía que hacer para que Ramiro se fuera. No quería ser descortés, no tanto por Ramiro sino mas bien porque temía que Cale se enoje con él si lo trataba mal. Ademas, Ramiro era un tipo cordial y la verdad es que era interesante charlar con él. Pero debería darse cuenta que Jorge tenía mas ganas de Charlar a solas con Cale (a solas y con poca ropa, de ser posible).
De todas formas, aguantó estoicamente hasta que Ramiro decidió emprender viaje. Por suerte, Caléndula no había hecho mención alguna acerca de la invitación para la noche. Jorge no estaba seguro si esto era por complicidad (Jorge había aclarado que de salir no quería que Ramiro fuera con ellos), o bien porque Caléndula lo había olvidado o porque intentaba esquivar dicha invitación de la forma mas elegante posible. Todas sus dudas se disiparon en el momento en que Ramiro dejo la casa.
-Por fin se fue este muchacho!- Dijo Cale resoplando-Pensé que se iba a quedar a dormir. Le tengo mucha estima, pero la verdad es que puede llegar a ser algo agobiante.
Jorge rió ante la reacción de Caléndula, y le dijo que concordaba. Luego, le recordó lo de la salida, para eliminar cualquier duda al respecto. Cale le respondió:
-Tomamos el ultimo whisky y me voy hasta casa a cambiarme.
“Buenísimo!!” pensó Jorge “Entonces venia en serio la cosa”
Tuvieron una breve charla mientras disfrutaban de sendos alcohólicos brebajes, hasta que finalmente Cale se fue.
Jorge la acompañó hasta la vereda y volvió a la casa rápidamente. Su principal inquietud, ahora, era que saber que ponerse, es decir, no sabia como se vestía la gente ahora. No había tenido mucha interacción con nadie y poca atención había prestado a la forma en que iban vestidos los pocos con los que se cruzó. Por otro lado, no había estado en ninguna fiesta, por lo que menos aún podía deducir como se vestían para participar de eventos lúdicos. Aparte, no quería quedar como un “pendeviejo” y hacer el ridículo. Quería estar elegante, a tono con el resto, con su edad y personalidad. Pensó que quizás Ramiro podría ayudarlo, pero tenia miedo de llamarlo y que este se prenda en la invitación. Era primordial que Cale y el estén solos, aunque no descartaba la posibilidad de que ella se encuentre con varios conocidos y amigos en el lugar al que fueran a ir. Pero ya arrancar de movida en trío le quitaba todo aire de intimidad a la cita. Descartó por ende la posibilidad de consultar a Ramiro. Por otro lado, tampoco estaba muy seguro de como podía hacer para comunicarse con el, no había ningún aparato parecido a un teléfono en toda la casa. Otro dato que debía recordar indagar en el futuro.
“Y entonces, que carajo me pongo” se preguntó. Fue hasta su habitación y entró en el guardarropa. Hasta el momento, en su estadía en la ciudad, solo había utilizado las camisas tipo indues de algodón que había encontrado en este, así como los pantalones blancos (muy similares a las bombachas gauchas de su época) y esa suerte de alpargatas de las que todavía no sabia con que material estaban confeccionadas. Se cambiaba todos los días, dejaba la ropa sucia en un cajón que decía “Ropa Sucia” y Voila! La ropa volvía a aparecer en el mismo estante al día siguiente. Teniendo en cuenta todo lo que Cale y Ramiro le habían explicado, lo mas probable sería que la casa tuviera un sistema que lavara y acondicionara la ropa en forma automática. Pero a Jorge nunca se le había ocurrido cambiar de ropa, ya que hasta el momento, solo había divagado y paseado por la ciudad, y las cuestiones sociales le habían tenido sin cuidado. Lo mismo le hubiera dado andar desnudo, cosa que hizo en algún momento, para tratar de escandalizar a alguien, efecto que aparentemente no logró. De hecho, Jorge jamas hubiera pensado en vestirse con semejante indumentaria hace apenas 1 o 2 años atrás. En general, odiaba o desconfiaba de quienes se vestían con las ropas que usaba el ahora, con esa onda hippie cruza con indú. Pero cuando llegó a la ciudad y le asignaron la casa, fueron las únicas prendas que encontró. Eran realmente cómodas y a decir verdad, escondían sus “defectos” y exageraban las “virtudes” de su físico. Es decir, estilizaban bastante su silueta, aunque a este momento Jorge estaba bastante flaco. Por eso se había acostumbrado a esos vestidos y nunca había pensado que podía necesitar algún otro tipo de ropa.
El asunto es que ahora necesitaba vestirse diferente y en el guardarropa, solo podía encontrar lo que estaba en los estantes: tres mudas de dicha ropa, todas del mismo tipo y color.
Es que en este mundo nuevo a nadie le importa vestirse bien? Tan poca ropa usan o hay algo mas a lo que no presté atención” Jorge empezó a tocar las paredes del guardarropa, para ver si encontraba algún cajón o puerta oculta en la que hubiera mas prendas de vestir para elegir. Recordando el episodio de las ventanas, no le extrañaba que quizás no estuviera encontrando algo que fuera una obviedad, como las cortinas automáticas que Ramiro tan vergonzosamente le hizo descubrir. Entonces, recordando dicho episodio, una idea genial le vino a la cabeza:
-Casa! Necesito ropa!- Dijo al aire, casi gritando, excitado por su maravillosa ocurrencia.
- Podés tomar toda la que esté en el guardarropa – Respondió la casa en su tono neutral de mayordomo ingles.
“Concha de la lora, me cagó la guacha!” Pensó Jorge, mientras veía como su idea, hasta hace un segundo maravillosa, se empezaba a ir por los caños. De todas formas insistió:
-Necesito ropa de etiqueta, para una ocasión especial.
-Lamentablemente no dispones de mas ropa que la que puedas encontrar en los estantes. Pero puedes buscar mas en un “centro de indumentaria”.
“Claro, como no se me ocurrió antes” pensó Jorge, a la vez que se golpeaba la frente con la mano, “debe haber un centro para cada cosa, como no me dí cuenta”.
-Bueno, y donde puedo encontrar uno? -Preguntó entonces a la casa.
-Hay uno a aproximadamente 700 metros de aquí, siguiendo el arco sobre el cual estamos, en dirección horaria.
Una de las pocas cosas que había aprendido Jorge de las nuevas ciudades, es que eran circulares. Las calles podían ser de dos tipos. Arcos, que eran porciones de círculos concentricos , o cuerdas, que eran calles rectas que atravesaban la ciudad pasando por su centro. Las direcciones, entonces, eran del estilo “cuarta casa sentido horario, arco 10 cuerda 90”. Las cuerdas estaban numeradas según el angulo que formaban con el punto cardinal Este de la ciudad, el cual estaba nombrado por convención como angulo 0. De esta manera y dependiendo del punto de la ciudad en el que uno se encontrara, estaban las distintas cuerdas. Las principales eran 0, 45, 90, 135, 180 y así. A medida que uno se alejaba del centro de la ciudad, se intercalaban cuerdas nuevas, 22, o 67, y así. Los arcos, estaban numerados desde adentro hacia afuera, según el circulo al que pertenecieran, es decir, circulo 0 era el inicial, y 1, 2 , 3 , etc, saliendo hacia afuera.
“700 metros, no es mucho, pero voy a tardar como 15 minutos en ir y volver. Y un rato mas en elegir la ropa, si es algo fácil de hacer. Caléndula dijo que pasaba en una hora, me quedan unos 45 minutos. Que cagada. Si supiera tomar los trenes.” Entonces, Jorge recordó haber visto unos vehículos para solo una persona transitando por la calle. No sabia ni como se llamaban, pero calculaba que la computadora lo podría informar.
-Casa, como puedo conseguir un vehículo unipersonal?
-Si se refiere a un monotaxi, puedo pedir a uno que venga.
-Y como se conducen los monotaxis?
-Usted se sienta en el y pide ayuda. Este le indicará que hacer. En realidad solo debe indicar el destino. De hecho, puede indicarme el destino a mi y yo se lo comunicaré al monotaxi.
-Y cuanto tardaría en llegar?
-El mas próximo, unos 2 minutos.
-Genial, pedime uno!- Era indudable que las nuevas ciudades tenían sus beneficios. Ahora podría llegar al centro de indumentaria y volver cambiado antes de la llegada de Cale.
-El vehículo esta en la puerta Jorge- Dijo la computadora de la casa.
-Joya- Jorge salio de la casa inmediatamente, y se encontró con una suerte de silla de ruedas carrozada esperandoló en la puerta. Tenia una compuerta transparente sobre el frente del vehículo, que permanecía abierta hacia un costado. Adentro solo había una butaca, muy cómoda en apariencia, y suficiente lugar como para acomodar bien las piernas. Jorge no lo dudó un segundo y se sentó en esta. Inmediatamente, la compuerta se cerró y el vehículo comenzó a andar. Jorge sintió cierta decepción al notar que el monotaxi apenas si avanzaba a la velocidad de un hombre trotando. Mas por su experiencia en este mundo nuevo, intuyó que seguramente esta cosa podría ir mas rápido.
-Velocidad máxima por favor- Dijo Jorge en voz alta.
El pequeño vehículo aceleró suavemente.
-Velocidad máxima alcanzada de 20 km por hora. Tiempo estimado de arribo, 2 minutos, treinta segundos- Dijo la computadora del monotaxi.
“Podría ser peor” pensó Jorge ” De todas formas es un tiempo mas que aceptable para mis necesidades, y desde ya que es mas rápido que si hubiera ido caminando”
Habiendo solucionado el tema del traslado, Jorge comenzó a preocuparse sobre como seria el tema de la ropa en el centro de indumentaria. Como haría para elegir que ropa ponerse? Seguramente tardaría unos 20 a 30 minutos en decidirse. Era mucho tiempo. Si tan solo supiera como comunicarse con Cale para decirle que venga un poco mas tarde.
En esas cavilaciones estaba cuando el monotaxi se detuvo lentamente y su computadora dijo:
-Hemos arribado a destino. Centro de indumentaria.
La entrada del centro de indumentaria era muy parecida a la del Centro de provisiones. Tenían una fachada similar y en la parte de arriba un cartel que decía “Centro de Indumentaria” y varias puertas que se habrían automáticamente,
Adentro era bastante diferente. El centro de indumentaria consistía de varios cuartos, como los probadores de las tiendas de ropa de la época de Jorge, salvo que estos eran un poco mas grandes y con los muros completamente espejados. También tenían dos pequeños bancos en el centro y un colgador de ropa. La puerta de ingreso era transparente, lo cual contrarió bastante a Jorge, que pensó que lo verían desnudo cuando se cambiara. Pero como no se había cruzado con nadie al entrar, no le dio importancia. Se cambiaría de ropa todas las veces que fuera necesario y si lo veían desnudo, peor (o mejor) para ellos, no tenia tiempo para preocuparse por eso ahora.
“Y bue, adonde mierda esta la ropa?” se preguntó Jorge. Inmediatamente, recordó la palabra mágica:
-Ayuda- Esta sonó hasta casi desahuciada. A él mismo le causo gracia el grado de angustia que le estaba causando esta situación. De golpe, se dio cuenta que después de un largo tiempo, se estaba ocupando de algo. Estaba de alguna manera recuperando las ganas de vivir. Estaba comenzando a reconciliarse con la nueva sociedad. Pero inmediatamente borro todos estos sentimientos de su mente. El Jorge de la vieja escuela volvió a surgir en sus pensamientos y no estaba dispuesto a dar el brazo a torcer. Jamas demostraría que le gustaba vivir como lo hacia ahora. Por suerte, la voz de la computadora interrumpió sus cavilaciones.
-Buenas noches Jorge, en que te puedo ayudar?- Jorge se preguntó como mierda la computadora sabia su nombre, pero no se molesto en tratar de averiguarlo. Su prioridad en ese momento era vestirse adecuadamente.
-Necesito ropa- El apuro lo estaba condicionando. Jorge no podía ordenar sus ideas.
-Has llegado al sitio correcto, que tipo de ropa necesitas- Por suerte, la computadora lo ayudaba un poco.
-No se, ropa de etiqueta, supongo, tengo que ir a un bar esta noche, acompañado de una linda chica, que es mucho menor que yo.- En ese instante, cayó cuenta de que le hablaba a una computadora, de la que ni siquiera sabia a ciencia cierta donde estaba, como si fuera una persona mas.
-Puedo mostrarte ropa de etiqueta, aunque no creo que sea lo que necesites para ir a un bar. También puedo mostrarte ropa de diseñadores jóvenes, quizás esto sea mas adecuado.
Jorge se sorprendió del consejo de la computadora. Era justamente eso lo que deseaba oír. aunque tenía miedo que la computadora le muestre cosas muy modernas.
-Bueno, mostrame diseñadores jóvenes, pero cosas mas bien clásicas.
-Entiendo- dijo la computadora. Inmediatamente, en el espejo que estaba frente a Jorge, aparecieron un montón de pequeñas fotos de remeras, camisas, pantalones y accesorios. La computara le dijo entonces a Jorge-Selecciona el que te parezca conveniente, tocándolo en el espejo.
Jorge tocó una remera blanca y un pantalón bastante similar a un jean. También seleccionó unas zapatillas negras no muy llamativas, de caña alta. Inmediatamente en el espejo que estaba frente a el y en los dos del costado, apareció el mismo, vestido con las prendas que había seleccionado. Jorge se quedo quieto un instante, sin comprender bien lo que estaba pasando. Lentamente, comenzó a mover un brazo. La imagen del espejo se movía como el, pero seguía vestido con la indumentaria seleccionada. Jorge se miro la ropa. Nada, seguía vestido como cuando había entrado al cambiador. Entonces entendió porqué no había estantes ni compartimentos con ropa por ningún lado. Evidentemente, la computadora proyectaba las prendas seleccionadas sobre su figura en el espejo. Jorge notó que la remera le resultaba un poco holgada.
-Me gustaria que la remera fuera ajustada al cuerpo
De joven, jorge había trabajado bastante su cuerpo, y hoy, al estar flaco, había recuperado una buena figura. No estaba de mas mostrarla un poco. Inmediatamente, la remera de la imagen del espejo se ciñó a su cuerpo. Jorge se mostró conforme.
-Asi esta perfecto, solo me gustaría una campera de cuero, aunque no creo que tengas.
-Por supuesto que si- Inmediatamente se desplegaron varias fotos de camperas en el espejo-pantalla.
Jorge seleccionó una, la cual inmediatamente se proyecto sobre su cuerpo, como si la tuviera puesta. A jorge no le gusto la combinación de la campera con las zapatillas. Comento para si mismo en voz alta:
-Mmmm, quedaría mejor una campera de Jean- Ipso facto, la campera de cuero, se transformó en una de jean. Jorge sintió que tenia 25 años menos. Se sintió muy conforme con su elección. Estaba elegante, simple, no parecía un viejo, pero tampoco desentonaba con su edad. Se miró de costado, de frente, de todos lados. Estaba todo bien.
-Te gusta como estas vestido? -preguntó la computadora.
-Si si, realmente estoy muy conforme
-Lo llevas entonces?
-Si, lo llevo.
-Espera un instante entonces.
Luego de unos 30 segundos, un cajón se abrió detrás de Jorge, al lado de la puerta de entrada. En este cajón estaban las prendas que había seleccionado. Se preguntó si estas realmente le quedarían como en la proyección y concluyó que no había mas remedio que probárselas realmente. Entonces recordó que la puerta de entrada al cuarto era completamente transparente. Todos lo verían cambiandosé. Aunque no sabia si había alguien ademas de él en el centro de indumentaria.
-Ayuda – dijo entonces.
-Que se te ofrece -Preguntó la computadora.
-Podrías oscurecer la puerta.
-Puerta opaca 100%
Ya mas cómodo, Jorge se cambió rápidamente de ropa y pudo comprobar que esta le quedaba tal cual lo había anticipado en la proyección.
Aunque cada vez tenia menos argumentos para sorprenderse, no podía evitar hacerlo. De hecho, el era un hombre que en su momento había tenido contacto con las novedades tecnológicas, y realizando un pequeño repaso mental, recordaba varias tecnologías de las actuales que ya estaban presentes en su tiempo. El problema era que en su época resultaban muy caras de implementar o de fabricar en forma masiva.
Hasta aquí, había conseguido todo lo que necesitaba, y en mucho menos tiempo del que había estimado. En vista de esto, decidió que un perfume y un poco de gel fijador no le vendrían para nada mal. Solo esperaba que el centro para adquirir tales elementos no quedara muy lejos. Preguntó entonces:
-Donde puedo conseguir perfume?
-Aquí mismo.
-Bueno, y como ?
-Seleccionalos de la pantalla por favor-Y sobre el espejo aparecieron una serie de perfumes.
Instintivamente Jorge toco uno de ellos y de pronto el cuarto se inundo de un fresco aroma. Jorge presionó un par de veces mas y noto como luego de unos segundos el aroma cambiaba. Luego de un par de pruebas se decidió por uno y mientras lo señalaba en la pantalla dijo:
-Quiero este!- Nuevamente esperó unos segundos y un pequeño frasco aparecio en el cajon detras de él.
-Debes devolver el envase cuando quieras otro perfume o mas de este -Dijo la computadora.
-No hay problema..., que hago con la ropa que traje?
-Puedes llevarla de vuelta a tu casa o bien dejarla en el cajón para acondicionarla y que alguien mas la use.
Jorge dejó sus antiguas prendas en el cajón, comprendiendo que si queria mas ropa, ya sabía como obtenerla. Después de todo, tenia otras dos mudas iguales en su casa.
-Y gel? - Jorge instintivamente se paso la mano por el pelo, haciendo un ademan como si se estuviera peinando
-No entiendo a que te referís, hay muchos tipos de gel para varias aplicaciones.
-Fijador de pelo – Atino a decir Jorge, pensando que este detalle podría dar mas pistas a la computadora.
-Si, tenemos fijador de pelo, alguno en especial?
-Cualquiera, elegí vos, el mas común y convencional que encuentres- Ya tendría tiempo de indagar mas tarde que tipos de gel existían ahora.
Nuevamente, esperó unos segundos y en la caja apareció un pequeño frasco. En este, había una sustancia viscosa y transparente.
-Tengo que devolver el envase verdad...?
-Exactamente-
Si no fuera porque sabia que era una computadora, Jorge hubiera jurado que le estaba hablando un ser humano y hasta podía adivinar que esta respuesta la diría con una sonrisa.
-Así lo haré, Gracias por todo- Dijo entonces, y rápidamente se puso en marcha hacia la salida, pero entonces recordó que debía llamar al monotaxi. Estaba ya por pedir ayuda a la computadora cuando vio al monotaxi que lo había traído aun en el lugar en el que lo había dejado.
Corrió hasta la puerta, temeroso de que alguien mas lo llamara, e inmediatamente se sentó en el habitáculo.
-A casa- dijo, medio agitado. No sabia su dirección, pero si la computadora había reconocido su nombre, entonces sabría adonde quedaba su casa.
Efectivamente, el monotaxi desanduvo el camino que hicieran de ida, hasta llegar a su casa. Cuando llegaron, Jorge se bajo e instintivamente preguntó:
-Cuanto te debo- Casi al instante se dio cuenta de su error, y sonriendo agregó-Deja, no me hagas caso- El monotaxi no emitió respuesta alguna.
Jorge entró a la casa, y se fue al baño, donde se perfumó y peino con el gel que había traído del centro de indumentaria.
-Caléndula acaba de avisar que esta en camino hacia aquí- Dijo la computadora de la casa.
Jorge se sintió invadido por una ansiedad incontrolable. Se sintió como cuando tenía 16 años. Se sintió joven otra vez, y tomar conciencia de esto lo puso de mejor humor aun. Sonó el timbre:
-Es Caléndula – Dijo la computadora – La dejo pasar.
-Esperá, quiero recibirla en persona-
Jorge se acercó hasta la entrada de la casa. Presiono el botón para abrir la puerta. Tras de esta, estaba Caléndula, despampanante, radiante y bella.

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